El calentamiento de agua para fines comerciales, industriales y domésticos representa en muchas actividades un costo de operación significativo que se puede reducir utilizando la energía solar.
La utilización de esta tecnología tiene grandes ventajas en relación con los métodos tradicionales basados en resistencias eléctricas empleadas comúnmente en las duchas -y tanques eléctricos- para brindar comodidad y en los procesos agro-industriales. Además, en el caso de las calderas suelen funcionar con base en hidrocarburos importados.
No obstante la importancia que puede llegar a tener este gasto, nuestra cultura de consumo influye para que se pierdan oportunidades de negocios debido a la instalación de tecnologías ineficientes que incrementan el gasto de energía.
En contraposición, el uso de los sistemas solares para el calentamiento de agua puede acarrear beneficios en la estructura presupuestaria de las empresas, en la factura eléctrica de las residencias y en la balanza de pagos del país; especialmente, ahora que los precios del petróleo rondan los $70 y las tarifas eléctricas se incrementan.
Las experiencias en Barbados, Israel, Grecia y España demuestran, a las claras, que la utilización de la fuente solar para calentar agua tiene grandes ventajas. En muchas aplicaciones, aún cuando la inversión inicial de bajo costo de una tecnología convencional puede ser más atractiva, los calentadores solares tienen una vida útil mucho mayor y reducen los pagos mensuales por consumo eléctrico; por esas razones, en el largo plazo los ahorros generados convierten a esta alternativa en una opción rentable.
En Costa Rica tenemos la ventaja adicional de que en la mayor parte del año gozamos de buenos niveles de radiación solar; por ejemplo, esa condición natural puede aprovecharse comercialmente en algunas zonas costeras donde se están desarrollando polos mega-urbanísticos.
Pero una estrategia que permita popularizar esta fuente energética, requiere que el Estado brinde incentivos fiscales para la importación de calentadores solares, promueva la normalización y certificación de equipos eficientes, ofrezca líneas de crédito de largo plazo a los inversionistas y facilite la capacitación de instaladores especializados.
Estas medidas fortalecerían el desarrollo una nueva cultura energética que propicie el ahorro, genere un sólido mercado para comercializar los colectores solares y permita atender la creciente demanda de energía.
Ing. José María Blanco