Combustibles Verdes

Los últimos –y constantes- aumentos en el precio de los combustibles importados obligan a repensar la forma en que el país aprovecha sus recursos naturales para la producción de energía.

En una columna anterior mencioné la importancia de promover un nuevo desarrollo energético que incorpore el uso eficiente de la energía por parte del usuario final.

Pero, ¿qué otras acciones debe emprender el país para mantener al menos la misma calidad del servicio con que nos sirven las empresas del sector energético? Una de las estrategias útiles consiste en emplear combustibles verdes como el bagazo de la caña de azúcar, el coquillo de palma africana, el sorgo u otras fuentes denominadas biomásicas; es decir, aquellas fuentes de energía producto de la fotosíntesis.

En el campo de la generación eléctrica Costa Rica tiene una capacidad instalada de unos 25 megavatios (MW) que venden dos ingenios azucareros al sistema eléctrico nacional aprovechando los sobrantes de energía generados con el bagazo de la caña de azúcar; sin embargo, el potencial aprovechable es aún mayor.

Teniendo en cuenta ese dato cabe preguntarse: ¿por qué países como Guatemala ha instalado 200 MW de capacidad de cogeneración?, ¿cuál es la razón para que no hayamos logrado formular incentivos favorables a la inversión privada para desarrollar proyectos de cogeneración eléctrica?

Un ensayo de explicación apunta a la necesidad de forjar una política de compra de energía a los cogeneradores privados para que las empresas eléctricas puedan adquirir a costo marginal de largo plazo como energía firme esos sobrantes. También, los generadores privados podrían exportar sus excedentes a Centroamérica aprovechando la puesta en operación de la nueva autopista regional que nos interconectará regionalmente con una nueva línea de alta tensión desde Panamá hasta Guatemala.

En materia de transporte, en Brasil la experiencia de los últimos 25 años ha demostrado que el uso de los combustibles verdes elaborados a partir de la biomasa (etanol y biodiesel) puede reemplazar cantidades significativas de los combustibles fósiles empleados en el transporte público.

Las tendencias más recientes, en Europa y los Estados Unidos, señalan que el uso de las fuentes biomásicas se está incrementando de manera sostenida gracias a incentivos fiscales y políticas promocionales. Por ejemplo, la fórmula E20 (20 por ciento de etanol y 80 por ciento gasolina) alimenta muchos de los motores de combustión interna en el mundo desarrollado, también los combustibles verdes se pueden aprovechar para sustituir el diesel importado y mejorar el octanaje de la gasolina.

Las perspectivas para llevar a cabo este tipo de proyectos es alentadora. Tenemos un recurso humano calificado, muchas empresas públicas y privadas dispuestas a emprender nuevos negocios, una factura petrolera que a fines del presente año llegará a $1.000 millones y; aún más importante, una realidad mundial que exige desarrollar un paradigma energético alternativo.

Ing. José María Blanco R.